Este programa de la IV región tiene, dentro de sus objetivos, no perder el vínculo y la unión entre hermanos que deban ingresar al sistema de residencias.
Las Residencias de San José y Divina Providencia, en Ovalle, cumplen con un hermoso objetivo: acoger a hermanos. Este programa comenzó teniendo una sola dirección y una sola central administrativa, con capacidad para atender a 15 niños y 15 niñas en cada una de las residencias. Pero, gracias a una nueva licitación, acompañada de un cambio importante en las políticas de Sename, se podrá dar autonomía a estos dos programas, teniendo dos direcciones distintas y administraciones por separado, logrando un trabajo más minucioso y directo.
“Esta licitación nos llevó a tener residencias más pequeñas, con menos plazas, con dos programas de 12 niños y 12 niñas cada uno. Así, podemos lograr hacer un diseño territorial que permita que se puedan abrir otras residencias”, cometa Ximena Calcagni, directora social de María Ayuda.
Como ahora las direcciones serán por separado, estarán a cargo Evelyn Cofré, en Divina Providencia y Alejandra Parra en San José.
Otro de los puntos claves de trabajar con residencias separadas, pero muy juntas una de la otra, es la sexualización en las conductas de los niños y las niñas, para así poder estar más atentos a procesos precoces o de búsqueda temprana de la sexualidad, que se dificulta más al trabajarlo dentro de residencias mixtas.
La infraestructura de ambas residencias también juega un rol clave, ya que ha ido mejorando mucho en cuanto a tener espacios disponibles adecuados para trabajar con los NNA, así como también un equipo de profesionales preparados y dispuestos, tanto para Divina Providencia como para San José, en busca de lograr siempre un mejor trabajo.
“La gracia de Ovalle es que es un programa regional, que responde a ello, a la región, con equipos que quedan bien implementados, de buenos profesionales, completos, funcionando óptimamente en ambos lados en sus trabajos con nuestros niños y niñas”, finaliza la directora social.