La Corporación María Ayuda tiene hoy residencias de niños, niñas y adolescentes, a lo largo de gran parte del territorio nacional. Está en 13 ciudades, desde Iquique por el Norte, hasta Temuco por el Sur, con programas de atención de alta complejidad, tanto de niños y niñas, como de Madres Adolescentes. (MAE)
Sin habérselo propuesto, se ha transformado en la Institución de Infancia vulnerada con más programas a lo largo de Chile, lo que presenta inmensos desafíos y oportunidades, pero también la extensión geográfica y la lejanía, no está exenta de dificultades.
Desde una mirada positiva la diversidad de regiones le permite a María Ayuda aportar a la política pública, y a las mesas de reflexión, con el conocimiento y mirada de todo el territorio y basado en la experiencia de las realidades de cada localidad. Algunas de ellas con perfiles de usuarios más urbanos y por otro lado, encontramos niñas y jóvenes de carácter más rural.
También, tener el pulso puesto desde el norte al sur de país en la temática de infancia vulnerada nos permite nutrirnos del aporte de cada región geográfica, donde cada uno trae experiencias propias en la forma de enfrentar el trabajo de intervención con nuestros usuarios. Es muy diferente el perfil de una madre adolescente entre una ciudad y otra, lo que implica abordar el trabajo con estrategias diferentes.
Pero hay algo común a todas estas realidades geográficas. María Ayuda tiene un carisma propio, y una espiritualidad cristiana- católica, dado por su fundador, el Padre Hernán Alessandri, una visión propia del hombre, de la familia y de la sociedad, así como también una pedagogía, es decir una manera de abordar en concreto el acogimiento, la transformación y la preparación para la vida independiente de cada niño y adolescente que recibimos.
Por esto, desde lo más propio, María Ayuda se ha transformado en poco tiempo en un agente importante de cambio en una realidad tan compleja y difícil como lo es el de la infancia vulnerada.